
La tierra es grande. Lo suficientemente grande para creer que puedes esconderte de todo. Del destino. De Dios. Si solo encontraras un lugar lo suficientemente lejos. Así que huyes al filo de la tierra donde todo vuelve a ser seguro, silencioso y cálido. El solaz del aire salado. La paz del peligro que dejas atras. EL lujo de la aflicción. Y por un momento... crees que has escapado.
Puedes correr lejos. Puedes tomar tus pequeñas precauciones. ¿Pero de verdad te habras marchado?. ¿Podrás escapar alguna vez?. ¿O la verdad es que no tienes la fuerza ni la astucia suficiente para esconderte del destino?
Pero el mundo no es pequeño. Tu lo eres.
Y el destino puede encontrarte donde sea.