Era morena, esbelta y hermosa, al igual que una rosa. Con aire seductor y mirada acusadora e inteligente, recorría la estancia. Leves destellos dorados eran arrancados de su melena rubia, que al ser azuzada por el viento se movía elegante, con movimientos suaves y agresivos, pero con extrema elegancia. Los tirabuzones de su cabello danzaban alegremente con sublime belleza. Ella inundaba la estancia con su presencia. Sus penetrantes ojos verdes como el musgo se estremecían levemente al contemplar con avidez los rotros de sus invitados. Su marfileño rostro no dejaba ni atisbar el más superficial de sus pensamientos, ya que permanecía impertérrito ante cualquier suceso. Solo mostraba su hipócrita pero perfecta sonrisa.
Shannon McNally
Hace 9 años