miércoles, 24 de diciembre de 2008

Inocencia

2 shakes

Sus pequeños deditos palpaban con curiosidad, descubriendo todo tacto. Con sus regordetes piececitos andaba torpemente buscándola. Tropezó y cayó sobre un gran charco rojo. Lo tocó con la mano, y lo sintió pringoso. Lo olió y lo saboreó. Al instante una figura sobre el charco llamó su atención. Se levantó con imperiosa valentía y a la tenue luz de una pequeña vela, vislumbró el rostro de su madre.
Un sonido indefinido fue expulsado por sus labios carnosos. Se sentó junto a ella y la miró fijamente. En un vano intento de obtener una respuesta, golpeó con suavidad su pálido y terso rostro. Una risita inocente escapó de su garganta mientras giraba rápidamente, dando la espalda a su madre, y se tapaba la cara con las manos. Al no obtener respuesta alguna, se volvió de nuevo. La miró fijamente una vez más y acto seguido se levantó y siguió andando, buscando alguien con quien jugar.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Te siento

0 shakes

Avanzaban de forma tranquila. Disfrutando. Sus manos entrelazadas los unían como uno solo. Caminaban hacia un fin, hacia sus propios sueños. Aunque, todo estaba ya cumplido, estaban juntos, para siempre unidos. Uno junto al otro siempre en su corazón.
-Te siento, le dijo ella.
Se paró. Él también. Le miró a los ojos. Estos llenos de ternura la abrazaban. Su puso de puntillas. Le besó levemente, y eso era más que suficiente.
-Te siento, dijo mientras dos lágrimas brillantes huían avergonzadas de sus mejillas.
Él le acarició el pelo, y ella se estremeció. Besó su frente, su calidez le inundaba.
-¿Cómo? dijo balbuceando.
Y siguieron caminando hacia el frente, sin pararse, felices. Juntos siempre.
-Te amo, le susurro él al oído.
Una sonrisa se dibujo en su rostro. Seguía llorando, pero no eran más que lágrimas de felicidad. A su vez se preguntó:
-¿Cuánto durará hoy?
Acto seguido despertó, y se secó las lágrimas.
-Aún te siento.


(El video que hice con este escrito)

Naturaleza

0 shakes

Viva, muerta, verde, roja. Cuando llega la primavera ella verde se burla del infeliz, insulta, desprecia. Cuando llega el verano la sientes, la abrazas. Entonces tú lloras, tu tiempo se acaba, estas atrapado. Vuelve la rutina, llega el otoño. Entristeces lentamente, mueres y ella contigo. Llega el invierno. Palidece, enferma y muere. Al igual que tu. Para luego volver a empezar. Es el ciclo. Estas atrapado, por siempre.

domingo, 26 de octubre de 2008

Lloro

0 shakes

Camina en silencio. En la profunda noche donde nada se mueve. Respiran las flores. Ronrronean las rocas. Canta el viento entre susurros excitados. Alguien le escucha. Brillante melodía entona. Sus pies danzan sobre el agua. Qué emotiva imagen. Vida danzando con vida entre gotas de rocío. Lloran las plantas emocionadas. La luna alumbra. Con su tenue luz los observa con ternura. Despierta una perezosa brizna de hierba. Ella también llora. Sale el sol curioso. Se enciende una llama. Corazón, despierta y admira. Belleza incontenible. Derramo lágrimas. Lloro.

(He aquí el video que hice con este escrito)

sábado, 25 de octubre de 2008

Tu

0 shakes

Tú. Tú, que nunca escuchas. Solo oyes sin prestar atención. No has escuchado nunca al viento que tanto tiene que decir. Tú, que nunca has observado. Ni una sola vez has mirado el brillo de una estrella, ni te has detenido a admirar cómo llora el cielo. Tú. Tú, que nunca has olido. Que ni si quiera te has deleitado con el olor de una rosa para descubrir su viveza. Tú, que nunca has saboreado el amor en tus labios. Tú que nunca has palpado un rostro triste para calmar su agonía. Tú, que te hundes en la rutina. Tú, que simplemente vives y no aprecias la belleza. Tú, que nada aprecias, lentamente mueres. Tú, no mereces vivir, pues muerto estás.

(El video, hecho por mí. Este fue el primero)

sábado, 11 de octubre de 2008

¿Sueños?

3 shakes


¿Qué son? Quizás nadie lo sabe. Llegan de improviso, cuando no los ves y estás desprevenido. Se cuelan en tu mente y comienzan su danza invitándote al mundo que esa noche crees perfecto. Quizá todo verde y lleno de vida. No son más que el deseo de escapar de lo real. Unas veces te inspiran, te ensalzan, te hacen reír, te provocan felicidad… Nunca sabes qué pasará en cuanto cierres los ojos. Pero ellos siempre vendrán para llevarte al lugar que desearías estar, para llevarte al lugar, en el que deberías estar.

(Y su video, hecho por mí)

viernes, 25 de julio de 2008

Mátame

1 shakes


Entró de forma tranquila y decidida en la tienda, en la cual comenzó a
observar las flores. Todas eran hermosas, cada una única. Acarició los
suaves pétalos, quizá esperando una respuesta, la cual no obtuvo.
Aspiró sus aromas variados. Escuchó sus susurros melancólicos que
clamaban volver al aire libre, que clamaban danzar entre ellas sin el
impedimento de ningún tiesto de cerámica opresor. Las miraba
lentamente, intentando adivinar cual de ellas sería capaz de provocar
un destello de ingenio en los ojos de su amada. Su tiempo corría,
fluía entre cualquier resquicio mientras su indecisión lo retenía.
Escogió un ramillete de margaritas, la más sencilla de las flores, y
sin embargo una de las especies mas bonitas. Su semblante alegre se
burlaba de forma insultona ante los ajados rasgos de Eustaquio, quien,
incrédulo de él, creyó que dicha alegría plasmada en tan bella imagen
sería capaz de despertar el rostro de su también bella mujer. Depositó
el correspondiente dinero en la caja y se fue sin decir nada, cual
autómata que sigue órdenes.

Caminó lentamente por el asfalto, pensando en cual sería el poema que
elegiría. A la vez, sintiéndose desdichado al reconocer que de nada
serviría su trabajo y su esfuerzo. Aún así necesitaba hacerlo, como
cada año, pues si no, ella sabría que no lo había intentado, y él se
sentiría como un completo fracasado por ello. Llegó a casa exhausto,
sus piernas ya no eran lo que antaño. Se dirigió a su pequeño rincón,
su rincón del saber, su mayor posesión material, su biblioteca. Era
capaz de perderse entre las páginas de aquellos libros durante la
enternidad. En ellas su mente había evolucionado, había madurado,
había crecido. Dichas páginas le dieron alimento a su mente voraz.
Gracias a aquellos libros había conseguido muchas cosas en su vida.
Ahora no tenía a nadie con quien compartir, nadie para debatir sus
conocimientos. Ella no se encontraba allí. Se dispuso a elegir un
autor entre tantos que escribiera poesía, para luego decidir una obra.
Sus recuerdos danzaban deleitándole con tantos versos leídos. Becquer,
Zorrilla, Rivas, Campoamor… todos habían hecho volar su imaginación.
No fue capaz de elegir entre ninguno de ellos, pues supo que de nada
serviría. Una fina lágrima se escurrió desde su ojo. Se contuvo
queriendo ser fuerte, y salió apresurado de la casa, poniéndose en
marcha de nuevo.

Cada vez le pesaban más las palabras que él mismo se decía. Caminaba
cavizbajo hacia la residencia donde se encontraba su mujer. Llamó
levemente a la puerta y sonrió con educación a la señorita del otro
lado del mostrador. En cuanto la perdió de vista su cortesía abandonó
su rostro rápidamente. Subió las escaleras con parsimonia, esperando
aún retrasar el momento del fracaso. Pero no podía retrasarlo
eternamente, era el fracaso o no volver a mirarla a la cara. Y eligió
el fracaso. Tocó en la puerta, obviamente, no encontró respuesta
alguna. Abrió con lentitud y la observó allí tendida, con su aparato
pegado al cuerpo. Ya no podía vivir sin esa máquina maldita. Avanzó
hasta ella y se sentó en la silla contigüa a la cama.

- Hola mi amor, buenos días. ¿Cómo te encuentras hoy?

El silencio era como una puñalada al ya débil corazón de Eustaquio.

- ¿Te acuerdas de que día es hoy? Claro cariño, es nuestro
aniversario. Pues te he traído un regalo.

Acercó las margaritas a su nariz. Pero ella no las podía oler, la
máquina le tapaba la nariz. Después le abrió la palma de la mano y las
dejó dentro mientras le hacía cerrar el puño con ternura. Ella seguía
con su rostro impertérrito sin mostrar señales de vida mientras un
leve lágrima brotaba de los ojos de Eustaquio.

- Cariño, ¿de verdad quieres vivir así? No soporto contemplar cómo
pasas los días en el agonizante silencio de la soledad de tu mente, en
la que yo no podré entrar nunca más. Pero no estoy seguro de si aún
quieres aferrarte a la vida, como la luchadora que has sido siempre. O
por el contrario deseas que te desconecte de este aparto repugnante, y
vayas allá donde puedas esperarme.

Eustaquio, con los ojos anegados en lágrimas, no soportaba más
aquello, y de un golpe se levantó con brusquedad para salir de la
habitación. Pero antes de cerrar la puerta tras de sí observó una
última vez a su amada Carolina. La mujer con la que había compartido
los mejores momentos de su vida. Sin ella su vida era como una flor
sin tallo, como un sol sin calor, como el océano sin agua. Sin ella su
vida no era nada, no tenía valor alguno. Se quedó mirándola unos
segundos más, para después detenerse en la puerta dándole la espalda.
Ningún ruido perturbaba el silencio.

Entonces, un suspiro que más parecía un estertor de la muerte, trajo a
Eustaquio de su trance. Levemente, giró la cabeza en dirección a su
mujer, que yacía en la cama aún. Pero sus ojos se habían abierto, y en
ellos se vislumbraban las lágrimas brotar. Eustaquio quedó paralizado.
Y entonces ella habló:

- Amor -- pronunció con dificultad -- Acércate.

Sus palaras eran casi como el soplo del viento. Pero en aquel
silencio, fue capaz de oírlas. Eustaquio se apresuró a su lado y la
cogió de la mano, donde aún reposaban las margaritas.

- Carolina…¡ has vuelto! -- dijo mientras sus ojos no paraban de
soltar lágrimas de felicidad y de dolor, ya que, despierta, se la
veía tan dolorida, como desesperada. Eso le producía aún más dolor a
su marido.
- ¿Te puedo pedir algo? – Susurró.
- Lo que quieras -- dijo entre sollozos.
- Antes estaba escuchándote, y casi creí que no podría retenerte en
este momento de lucidez que no se cuánto durará. Te quiero, y siempre
te querré, al igual que sé que tu me quieres. Y por eso, solo tú eres
capaz de hacerme feliz ahora. Mátame mi amor.

Eustaquio cayó en su regazo y lloró amargamente.

lunes, 9 de junio de 2008

Mi Musa

3 shakes

¿Quién eres tú, bella escondida, que te adentras en mi mente, que escarbas y seleccionas, catalogas y escoges lo que expreso o lo que siento?. ¿No puedes mostrarte? Te presentas y me animas, me exiges que comience por dejar libre mi mente, que la abra a ti para que experimentes con ella. Tú que moldeas mis ideas, que les das forma. ¿Quién eres? ¿Acaso eres yo mismo? ¿Acaso mi mente te recrea como excusa, como vía de escape para expresarse? Si es así, ¿por qué no me lo dices? Es más, eres caprichosa y creativa, llena de locura y cordura a la vez. Pero sólo acudes a mí cuando se te antoja o te sientes aburrida. ¿Quién eres pues?
¿Los retazos de un recuerdo? ¿La predicción de un futuro? Siempre esquiva. No me dejas verte y sin embargo me hablas. Te escondes en la arboleda de mis ojos ocultándote en mis ilusiones siempre con pícaras risas. Entonces ¿quién puedes ser, si no el alimento de mis sueños, sino el motor de mi imaginación, sino la que se ruboriza tras las partituras de mi palpitante corazón? Por supuesto, ¿cómo no lo había pensado? Eres mi musa.

domingo, 11 de mayo de 2008

El Destino

1 shakes

La tierra es grande. Lo suficientemente grande para creer que puedes esconderte de todo. Del destino. De Dios. Si solo encontraras un lugar lo suficientemente lejos. Así que huyes al filo de la tierra donde todo vuelve a ser seguro, silencioso y cálido. El solaz del aire salado. La paz del peligro que dejas atras. EL lujo de la aflicción. Y por un momento... crees que has escapado.
Puedes correr lejos. Puedes tomar tus pequeñas precauciones. ¿Pero de verdad te habras marchado?. ¿Podrás escapar alguna vez?. ¿O la verdad es que no tienes la fuerza ni la astucia suficiente para esconderte del destino?
Pero el mundo no es pequeño. Tu lo eres.
Y el destino puede encontrarte donde sea.

miércoles, 7 de mayo de 2008

El reflejo del alma

1 shakes




Brilla como el sol y me ilumina el presente hasta que desaparece. Y me mata la espera del próximo momento en que la volveré a ver. Cada destello de su sonrisa provoca el amanecer de mi alma que explota al verla aparecer y se pierde en los confines de sus ojos. Se adentra en mí, rebuscando en las profundidades de mi ser para explorarme por completo. Me habla y mis oídos se exaltan con cada palabra mientras la suave melodía los ruboriza. Su cabello azuzado por el viento desprende un olor gratificante que me adentra en su forestal relieve esbelto y sinuoso. Su mano me acaricia el rostro con suavidad esperando mi respuesta, pero no soy capaz de responder. Sus manos son como la brisa de verano en la que te sientes reconfortado. Me abraza ofreciéndome resguardo de las lágrimas de mis ojos que no pueden evitar emocionarse al observar tanta belleza reunida en un solo cuerpo. Lloro y lloro sin poder contener el torrente de sentimientos que me recorre el alma y se desborda por el espejo de mi ser.

miércoles, 16 de abril de 2008

¿Citius, altius, fortius?

0 shakes

Palabras, huecas palabras. O quizás no tan vacías. Son un lema. Un lema para unos juegos. Son un lema, para toda una vida. ¿Pero qué significa?.


Citius. El más rápido. Todos comenzamos una carrera, la carrera de la vida. Es tan larga, pero a la vez tan corta. Algunas personas la viven intensamente, corriendo a toda velocidad. Pero en la vida, como en una carrera ha de empezarse despacio, no muy lento. EL principio es la infancia y la adolescencia, donde hay que crecer para ir acelerando. La vida sique, sigue la carrera, y aparecen los obstáculos, que hay que saltar grácilmente, esquivándolos, evadiéndolos, para no tropezar. Y cuando ya vamos llegando a la meta hay que sacar lo mejor de nosotros. Hay que exprimir cada segundo. Cuando ya lo hemos vivido todo y todo nos queda por vivir. Nos sentimos orgullosos de no ser alguno de esos atletas que han tropezado con el primer obstáculo y no se pudieron mantener, porque al empezar la carrera, corrieron demasiado rápido y no se prepararon.


Altius. El más alto. La ámbición de ser alguien, de hacer algo en la vida. El atleta se prepara, corriendo a toda velocidad, comienza alzando su pértiga, aquella que tanto esfuerzo le costó construir, clava la pértiga en el suelo y se eleva hacia lo más alto. Desde que somos concebidos vamos creando nuestra "pértiga". Pieza por pieza la vamos montando cual puzzle de mil piezas. Ha de ser grande, resistente y flexible para elevarnos hasta nuestros sueños. Cuando florecemos comienza realmente nuestra vida y nos lanzamos a la carrera, acelerando y acelerando, solo pensando en nuestro objetivo. Entonces llega el momento, el momento para el que nos hemos estado preparando toda nuestra vida, clavamos la pértiga en el suelo con fuerza y decisión y ascendemos como un pájaro hasta llegar a nuestra meta. Podemos caernos, pero lo más importante es intentarlo una y otra vez, sin rendirnos, sin desfallecer. Lo importante es la perseverancia.


Fortius. El más fuerte. La capacidad de resistir las adversidades, de aguantar inumerables caídas, de seguir levantándonos sin protestar. El atleta recoge la pesada bola, la pesada carga de la vida, la pesada carga de las consecuencias. Su rostro impertérrito demuestra su concentración. Y comienza a girar en círculos, como una peonza. Aguanta y aguanta, aguanta y aguanta, no se rinde, no desfallece. Y así hemos de resistir, porque algún día soltaremos nuestra bola, dejaremos de girar y disfrutaremos de nuestros momentos de gloria.

viernes, 11 de abril de 2008

Ambición, voluntad

0 shakes

Dejándose abrazar por los brazos de Baco perdió la consciencia. Dejó el mundo terrenal para vagar sin rumbo sumido en su propia dimensión particular, sin un camino a seguir. Perdido dice incoherencias, farfulla palabras sin sentido, se ríe de su propia desdicha. Ahoga su fracaso en un vaso del néctar de los dioses, culpa tuya es, por no haber aprovechado el momento. Nada tienes en la vida ahora, nada hiciste, nada has recibido, el intercambio equivalente. Sostienes en una mano tu fracaso, mientras con la otra intentas alcanzar tus deseos, pero es demasiado el peso de las cosas mal hechas, primero has de redimirte y resurgir, resurgir del hoyo que tu mismo has cabado con tus inútiles vivencias. Ambición tenias, lo que no tenías era voluntad de perseguirla.

miércoles, 2 de abril de 2008

Morir sin morir, estar vivo sin vivir.

1 shakes


La sangre fluía por sus dedos escurriéndose esquiva ante la visión de volver al hogar. Llacía en el suelo pálida y sin vida, sin expresión en el rostro, sin brillo en la mirada. Mas no podía abandonar este mundo pues él la sostenía apesadumbrado, transtornado por la velocidad con la que su amada era arrancada de su lado. El rostro se mostraba impertérrito, como si nada le importase.¿ Pero qué iba a mostrar?. Nada acudía a su mente, sólo la visión de aquel cuerpo que apenas ya recordaba de quien era. Estaba desvaneciéndose, y con ella su propia vida se esfumaba en el abismo etéreo que separaba la vida y la muerte. Tantas palabras, tantas caricias intercambiadas para ahora morir sin morir, junto a ella, pues su vida no era vida si ella no estaba a su lado. Prefería no ser consciente de la situación y simplemente acariciaba su rostro frío como hielo, duro como la piedra. Tan cruel era el destino que se la arrebataba sin piedad. Ni una sola palabra de despedida había podido decirle, pues sus labios habían quedado sellados tras verla tendida. Poco a poco fue tomando consciencia de la situación mientras se arremolinaban un millar de lágrimas en sus ojos. Se derramaban lentamente mientras las convulsiones de su cuerpo le hacían vibrar desconsolado. La abrazó, y allí se quedó, solo, en la oscuridad de la noche. Sin su amada, sin su corazón.

sábado, 29 de marzo de 2008

Hermosa

1 shakes

Era morena, esbelta y hermosa, al igual que una rosa. Con aire seductor y mirada acusadora e inteligente, recorría la estancia. Leves destellos dorados eran arrancados de su melena rubia, que al ser azuzada por el viento se movía elegante, con movimientos suaves y agresivos, pero con extrema elegancia. Los tirabuzones de su cabello danzaban alegremente con sublime belleza. Ella inundaba la estancia con su presencia. Sus penetrantes ojos verdes como el musgo se estremecían levemente al contemplar con avidez los rotros de sus invitados. Su marfileño rostro no dejaba ni atisbar el más superficial de sus pensamientos, ya que permanecía impertérrito ante cualquier suceso. Solo mostraba su hipócrita pero perfecta sonrisa.

martes, 18 de marzo de 2008

Soledad

0 shakes


El murmullo de las olas ofrecía una suave melodía a los oídos de Sara que, acompañado con la cálida brisa que azotaba su rostro, la sumía en un plácido descanso cercano al sueño. Una sensación de paz y tranquilidad que la embriagaba en un mundo de sensaciones que no acostumbraba a sentir. Su vida constante en la ciudad, robaba cualquier ápice de descanso posible que no residiera en el sueño de la noche. Las sensaciones de bienestar que la rodeaban la sumían en un estado de sopor profundo del que nunca querría salir. Había roto con cualquier lazo que la uniera a su pasado, donde los agobios de la profesión reprimían su ser y cualquier estado de tranquilidad era rápidamente desecho por la realidad. Había llegado tras muchas horas de viaje a la antigua casa donde se crió, frente a la playa de arena fina donde ni una sola piedra perturbaba la tersa tez de la costa. Poco a poco, notaba cómo su aliento se entrecortaba. Había llegado a sus raíces para morir, sola, sin nadie que consolase a su ser roto por su propio egoísmo. El cáncer le había destrozado la vida que tanto esfuerzo y dedicación le había costado. Una vida en la que no había espacio para nadie más, puesto que ella no estaba dispuesta a dañar a nadie, consumiendo su felicidad, hasta sumirlo en una rutina diaria, ciñéndolo en un circulo vicioso del que no podría salir sin dolor. Su vida, llena de dinero, no era más que una fachada con la que intentaba ocultar su verdad, la soledad.

Nubes de Gominola

1 shakes

El sol resplandecía con pequeños destellos que escapaban por entre las blancas y esponjosas nubes. Demetrio, sentado en su banco de costumbre, daba de comer a las palomas. Ellas encantadas daban pequeños saltitos en busca de la miga más cercana para atraparla en su pico. El parque estaba tranquilo, como le gustaba a Demetrio. Observó como a lo lejos unos niños jugaban al balón. Todos los días que se sentaba en ese parque, observaba con atención a los muchachitos y muchachitas jugar. Como lo hacía su preciosa Carla. Siempre que los veía jugar un sin fin de emociones y recuerdos acudían a su mente y su corazón. Algunos hermosos, otros dolorosos. Recordaba como su pequeña hijita de apenas siete años mordisqueaba con impaciencia su gominola, como sus pequeños y jugosos labios se cubrían de azúcar, como enseñaba orgullosa sus dientes mellados al sonreír. Todo le recordaba a ella, cada rincón, cada esquina, cada calle, y sobre todo cada pequeño niño o niña que aún podía disfrutar de la vida. Demetrio lloraba amargamente recordando esos momentos de felicidad. Esperando impaciente que algún día acabara su tiempo para volver a reunirse con ella en donde quiera que estuviese, el la encontraría para estrecharla una vez más entre sus brazos.

La Rosa

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Descansaba tranquila sobre su cama de tierra. La lluvia le mojaba suavemente los pétalos y la hierba la rodeaba. Tan extrema belleza desprendía que apenas las palabras podían describirla. Cada pétalo, cada espina de su tallo, cada uno de sus movimientos al azotarla el viento. Una expresión de lo hermoso en estado vegetal, eso era. Aunque una etérea mirada de elegante amenazada asomaba en su cuerpo. Sus espinas preparadas para atacar lo que fuera necesario pero sin dejar de ser una preciosa imagen para el ojo humano. Ofrecía una sensación de tranquilidad, al observar que no todo era destrucción y algo hermoso quedaba en el mundo.
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